La camarera me quiere envenenar con zumo de melocotón

¡Amigos lectores! Julki ha vuelto. Espero que me disculpéis por no haber escrito en tanto tiempo pero es que mi trabajo como borracho profesional, no me deja tiempo para contar mis peripecias.

Ayer fué un día normal... Como todos los Viernes Alcalá porque voy a especular un rato y luego cañas alcalaínas y copa. Se podría decir que Alcalá de Henares es un bar raro en su totalidad. Tienen una manía muy peculiar. Cuando pides una caña te ponen la "megatapa del amor" puede ser una de mejillones al vapor, una tosta, un huevo frito o un pincho de tortilla. El sobreprecio que se paga por la caña compensa... Así no tienes ni que cenar.

Después de escapar de Alcalá; sí, sí, escapar porque Alcalá tiene mucho vicio, recogí a Party Woman y a Cafeolé, que el pobre estaba con muchas ganas de salir porque no ha tenido buena semana y nos fuimos a un bar que antes se llamaba Temple Bar pero que ahora es azul y tiene otro nombre pero el nombre no importa. Está en la Plaza del Valle del Conde de Suchil (¿O es al revés?) y tiene un grado de rareza del 33% dependiendo del día y la hora y allí nos tomamos las copas. Por cierto descubrí el Ron Santa Teresa. El nombre es raro malo pero está buenísimo.

Después emulando noches jóvenes de hace unos años nos dirigimos al Chesterfield Café (calle Serrano Jover, vale 10 euros entrar con copa) que el año pasado estaba muy de moda pero resulta que ahora es un sitio de R'N'B muy divertido y hay afroamericanos (seamos políticamente correcto) muy bailones y el bar era raro porque había un sudamericano vestido de chulapo. Lo cual no me negaréis que es raro de cojones pero es que además va una chica que se pone a hablar con Cafeolé y resulta que estaba casada lo cual no le simpatizó nada a Cafeolé. Supongamos que ya estamos por la quinta copa, así que no es nada del otro mundo, lo normal de rareza.

Saliendo del bar, que tiene unas escaleras muy jodidas donde se creó la frase: "Cuidado con Farruquito que vuelca", decidimos probar a ir al Balcón de Rosales (leer anteriores posts) y pensamos que en Viernes estaría petado pero estaba más o menos normal de gente y entramos y como siempre... Unas copas y ya me doy cuenta de que está mi amiga camarera que no me cobra entrada y le digo que me ponga algo sin alcohol. ¡Y va y me pone zumo de melocotón! Eso no se le hace a un amigo. ¿Me quería envenenar? El caso es que no me lo cobró y desde aquí se lo agradezco.

Y bueno, luego para casa que hoy será otro día.

Mientras escribo esto, estoy escuchando: María Béstar - De qué sirvieron. Ooooh! Qué tienno!

0 copas me tomé anoche: