¡Qué mar más raro!

Me meto un ajo por ahí (Empanadilla a ErNanu). Lo que va a molar Empanadilla cuando aprenda a chuparla. Todas las putas quieren un happy meal. Empanadilla: Hemos hecho botellón con mi padre. Alli no ponen comisarías, alli ponen misiones. Llevaba una camisa hawaiana, o sea, de estas de gordos. Julki con la mano en la polla: "Todas no son putas". Hombre sueño: "Sólo las impares." Si es que nos provocan desde pequeñitos. Yo con ropa gano mucho. Estaba pensando si eras Farruquito o Steven Seagal... ¡Farruquito Seagal! Tampoco es que te la folles, que tiene 4 años. Los helados de ahora es pa que les enseñen a chupar. "Es que a todo..." "Sé lo que vives". Porque tu hermano y la empanadilla han hecho empanadillitas. Porque las pruebas de embarazo son como las nominaciones de gran hermano. Voy a aprovechar ahora que tengo tetas. Es para airearme el chichi. Se me ha puesto morcillona sólo con ir al baño. Que se quede todo dentro, que hay algunas que lo escupen. Yo follo menos que Los Ropper. "¡Qué de amor! Yo ya he tenido orgasmos." No se pueden añadir más notas.

Explicación: Este fin de semana me he desplazado en mis viajes alcohólicos por la bonita villa de Marbella, ese trozo de cielo que hay en el sur de España. Aparte de estar alojado en el mejor sitio posible y de estar con un gran grupo donde se reunía lo mejor de cada casa, me lo he pasado genial. Hubo grandes momentos que tuve que apuntar en el móvil para poder plasmarlos ante vosotros, mis, cada vez más numerosos, lectores.

Mi momento estelar: Al ir a entrar a un sitio nos dicen los de la puerta que no podemos pasar. Enfadados y pensando que no nos íbamos a casa ni a la de 3 se nos ocurre a ErNanu y a mi decirles que nos dieran una hoja de reclamaciones. Cuando creíamos que nos iban a hinchar a ostias nos dicen que hay un cartel con un teléfono donde podemos llamar. Reconstruímos el cartel y adiviné un teléfono móvil al cual raudo y veloz llamé.

En eso me cogen el teléfono y saludo pertinentemente. Me pregunta que dónde estoy. Le digo que en la puerta a mi interlocutor y que no me dejan pasar. Entonces me pregunta que quién soy y le contesto que Julkito. A lo cual me vuelve a preguntar que qué Julkito. Y ya cansado le digo: "Julkito hombre. De Madrid de toda la vida" (A ver que le iba a decir si no). Me vuelve a preguntar que donde estoy. Le digo que en la puerta y el me dice que está arriba y entonces miro arriba y veo a un negro hablando por el móvil. Y le digo con toda mi cara que no me dejan pasar. En eso el negro llama a los gorilas y les dice que nos dejen pasar. Total, que entramos no sin antes negociar el número de copas y entradas con la rusa que las vendía. Como los grandes.

Así es como se crean las leyendas...

Mientras escribo esto estoy escuchando: Technotronic - Pump up the jam.

Kalahari: El paraíso de las tetas de goma

Quiero compartir con vosotros, queridísimos y amados lectores, y a falta de la entrada del sónar que empiezo a sospechar que Maykel Knyft ha abandonado, mi último descubrimiento en lo que se refiere a bares raros. El Kalahari.

El Kalahari es una terraza-restaurante-bar (es imposible decir todo esto junto sin ahogarse o descojonarse) que está en el Centro Comercial La Moraleja Green, en la parte nueva que algún ávido especulador amplió. Tiene así un rollo entre chill-out, jausero de buen rollo, pijipi con titulitis "no he escuchado tu llamada porque lo tenía en silencio que estaba en misa", gafipastero soy el más alternativo-grunge del corte inglés "el año pasado escuchaba Pearl Jam y llevaba el pelo largo", con tumbonas. Las copas están de precio bien siempre que no pidas exquisiteces como el Cacique 500 y diréis: "¡Pos vaya! Otra terraza más. ¿Qué tiene de raro?"

Aquí es donde aparezco yo con mi experimentada visión. Una vez comienzas a fijarte en las hembras que acuden al susodicho sitio sólo puedes decir: "¡Ostia! ¡Qué tetas!" Comienzas a mirar ya descaradamente a todas las hembras de tu alrededor y te das cuenta de que todas, todas, todas las tetas son de goma. Perfectamente colocadas en su sitio, grandes, turgentes y llevadas por mujeres con cara de alegría.

Vamos que si pusieran un detector de silicona a la entrada el cacharro no pararía de pitar con ritmo de: "Pisaaaa! Pisaaaa! Moreeeena! Que un relicario, que un relicaaariooo..." Eso sí en melodía polifónica ya que el bar está bastante bien montado, está regular atendido como casi todas las terrazas, la música está bien y se está muy tranquilito y a gusto.

No quiero despedirme sin antes pedir perdón a aquellos lectores que leyendo esta entrada se hayan sentido ofendidos bien por tener las tetas de goma (mandadme un mail, chaaatis) o por llevar gafas de pasta, ser de la parte ultra electrónicos radicales libres (Ni siquiera conocéis la canción de "Los niños en el parque") y decir ser alternativos (yo sólo describo, no juzgo)

Mientras escribo esto, estoy escuchando: Coti, Julieta Venegas, Paulina Rubio (Y El Fary a los coros y Paco Pil disfrazado de "La Vaca que baila" haciendo de performer) - Nada de esto.

PD: Maykel, gracias por tus aportaciones a esta y futuras entradas.

¡Qué pub más raro!

Subtítulo 1: The London Chronicles.

Subtítulo 2: Una serie de catastróficas desdichas.

Está claro que cada día creo más en el destino. Cuando una cosa no debe hacerse parece que el destino, la suerte, cualquier divinidad o ponga aquí su creencia favorita nos manda señales de aviso o algo por el estilo. Londres y yo somos claramente incompatibles; parece que todas las aventuras cuyo destino es Londres en mi vida acaban mal. Incluso en una vida pasada, tuve que anular un viaje pagado.

Todo parecía empezar bien cuando en el momento de embarcar me dicen que no voy con el resto de los mortales si no que voy en clase business porque sí, porque molo. Eso, cabrones se dice antes que así me podía ido a la Sala VIP del aeropuerto y enchuzarme como los campeones.

Imagen: Julkito con sus pantalones cortos y su camiseta roída con pinta de turista, en un avión rodeado de personas con trajes hablando en perfecto inglés mientras recordaba cuando fué la última vez que voló con cierto acojone en el cuerpo. En ese momento habla el capitán: "Chatos que despegamos" Se empieza a mover, para y vuelve a decir: "Apaguen los teléfonos móviles que no me funcionan los aparatos" Todo el mundo empieza a comentar: "Si ya los tenemos apagados" y va el capitán y dice: "Pues nos vamos al hangar para que comprueben los sistemas". Estupendo, vienen a ver el avión; nada que nos devuelven a la zona de embarque. A todo esto, el avión lleno de chavales que van a estudiar inglés. Se viven momentos angustiosos de los chavales en el avión. Lloros, caras de susto y algún que otro comentario fuera de lugar como por ejemplo: "A ver si va a haber una bomba"

Una hora después nos vuelven a meter en el avión y ya por fin volamos con un retraso total de 3 horas o así. A todo esto llego a Londres, me doy cuenta de que está lloviendo y yo en pantalones cortos y camiseta. Cojo el metro y amigos; cuando una cosa se jode se tiene que joder por completo. El tren se para cosa de 5 minutos en cada una de las 17 estaciones que hay desde Heathrow hasta el centro.

Por fin llego a casa de mi amigo y nada más tirar la maleta salimos a conocer los pubs que hay cerca de casa. Me enchuzo como los campeones entre otras cosas para olvidar el mal viaje y escribo lo que parece ser la mejor entrada de mi blog.

Al día siguiente me voy de compras porque yo a lo que iba era a beber y a comprar. Las piedras están ahí para siempre. Ya las veré más adelante en una futura vida sanchiguarra. Y me doy cuenta que mis años y años de estudio de inglés así como los diversos títulos no me han valido para nada. Los ingleses no me entienden y yo a ellos sólo si me hablan despacio y lo que es peor... Me doy cuenta de que Londres es muy caro, incluso el puto metro es un pastón del copón.

Siguiente día: El día de los atentados.

Siguiente día: "Security Alerts" en todas las estaciones y las líneas de metro más importantes cortadas. Se viven momentos tensos en mi cuando anuncian en el tren en el que voy que no va hasta donde tenía que ir a recoger a Al Bar y tu? porque había amenaza de bomba.

Hasta entonces lo único que he hecho ha sido ir en transporte público, ver la tele inglesa y beber en los pubs.

El Sábado por fin cambia mi existencia y con la llegada de Al Bar y la desocupación de Jójar ya por fin hacemos cosas divertidas. Vemos más de un monumento típico, conocemos el famoso pub All-Bar-One (se admiten risas por el cierto parecido con el nombre de uno de los protagonistas de la aventura) que por cierto es visita obligada amiguitos lectores y por lo noche vamos al Ministerio del Sonido a un concierto de Deep Dish.

El Ministry of Sound es una puta mierda. Hay pubs más grandes que eso. Hubo un momento que creí que fenecía cuando me quedé solo en una esquina en lo que llaman 'The Box' que es donde se supone que era el concierto. Imaginad amiguitos que nos fuímos sin ver a los del concierto. ¡Qué desilusión más grande! Parece ser que el Ministerio de la Chusta sólo tiene nombre y que sólo está lleno de extranjeros engañados como nosotros. No vayáis allí no merece la pena.

Menos mal que antes fuímos a un pub que se llama Witherspoon's, visita olbigada también cuando vayáis por allí al igual que Yates's. Hay muchos en toda Inglaterra de todos los nombres de los pubs que os he dicho así que podéis visitarlos fácilmente.

Y el Domingo, recibo una llamada y me tengo que volver corriendo el Lunes de madrugada por motivos familiares de salud que finalmente parece que han salido bien; no sin antes, rompérseme la maleta.

Así que amigos... La desdicha, Londres y yo... Todo uno.

PD: Queridos lectores, vayan descansando los ojos con el pedazo de entrada de Maykel Knyft sobre el sónar.

Mientras escribo estoy escuchando: The Chemical Brothers - Galvanize.

Llevo en London...

3 horas y ya estoy pedo. Ahora vas y lo cascas.