Todavía hay gente que se quiere casar, aún sabiendo como está el patio. Y no se conforman con casarse por el banco por el método español de la hipoteca a 35 años; si no que además suelen sellar su enlace en algún registro civil y/o iglesia y además luego lo celebran por todo lo alto. Reflexionando diré: ¿Cuántos matrimonios conoces, querido lector, que duren 35 años? Pocos, pocos, ¿verdad? ¿Para qué te casas? Pues está claro hombre, para que tus amigos hagan un poco el loco y se pillen un pedo a tu costa.
En fin, el otro día asistí a la primera boda desde que soy un auténtico borracho profesional. El enlace tuvo lugar en un Registro y es digno de mención cuando el encargado de casar a los jóvenes dijo: "Tenéis el deber de correos simultáneamente". El descojone general hizo rectificar a la persona: "Socorreos, socorreos".
Como siempre, di la talla. La comida estuvo genial y el vino manchego Made in Tomelloso todavía merma mi intelecto y mi cuerpo. Fué una típica boda. La hermana del novio fué la sensación entre nosotros. "¡Qué vivan los novios! ¡Qué viva la cuñada!" Estuvimos hablando, vi a gente que hacía siglos que no veía.
Momento estelar el del primer baile de los novios. A mi me emocionó un poco. Luego apareció ante mi el novio de la cuñada y me dice: "Hola Julki! Sé que no te acuerdas de mi pero nos conocemos. Soy el amigo del matasanos con el que estuvimos comiendo un día" Y yo, para variar flipándolo me tuve que ir rápido a la barra porque pensé: "¡Qué bar más raro!"
Al final todo terminó bien; cuando nos echaron del restaurante nos tuvimos que ir a las fiestas de Alcobendas donde fuimos la sensación al ser los únicos que íbamos disfrazados de brokers bursátiles; pero eso, amigos... es otra historia.
Mientras escribo esto, estoy escuchando: K.O. - Te casaste, la cagaste.