Me encontraba yo tranquilamente descansando en el sofá de una tarde/noche de compras en el Ikea, que por cierto 'Ikea nunca mais' que es más sanchiguarro todavía que el hipercor-al-laíto. Como todos los miércoles, me entretenía viendo al Doctor Vilches hacer de matasanos en 'Urgencias españolas'; en un momento de publicidad mi teléfono sonó. Era el hombre sueño, que me venía a recoger a casa, que no tenía excusa, que me animara, que lo íbamos a dar todo. Entre bostezos le contesté que sólo un rato, que yo mañana tenía que trabajar, que me volvería pronto... Los cojones treinta y tres.
Empezamos como siempre en el lejano oeste, que ya sabéis que entre semana es la mejor opción por precio y por tranquilidad. Cuando me quise dar cuenta ya llevábamos cuatro rondas de cerveza y ya no nos podía parar nadie. Fuimos a la botellita y estuvimos dándolo todo con el gran grupo 'A dos velas' que amenizaron nuestras copas y nuestros bailes con grandes canciones de José Manuel Soto entre otros. Es altamente recomendable la botellita los miércoles con sus noches de flamenquito; aunque nosotros decimos que son noches de Farruquito por nuestro arte de bailar, el bien llamado 'Sevillana a lo kill bill'. En ese momento recibimos otra llamada.
Era la prima del hombre sueño que estaban en el Chester, que nos pasáramos. Como eran chatis y el número de hembras era igual al de machos (un día voy a contar experiencias pasadas, antes de que existiera este, vuestro blog; como aquella vez que enfundados en un traje de esmoquin fuimos invitados los mismos integrantes que esta noche que narro ahora a una fiesta de racio abolengo) no podíamos negarnos. Llegamos al Chester que por cierto estaba petado. El chester que sí que es un bar raro de cojones estaba en 'Modo trepacocos on'. Las chatis estaban asustadas con las cosas que rondaban por allí. Nos tomamos la copa de rigor, me defendí estoícamente de una mujer pide-tabaco y en una decisión estúpida volvimos a la botellita. Las chicas eran muy majas y las roneamos bastante bien a mi parecer.
Cuando me quise dar cuenta estábamos los seis pedosos haciendo un 'dancing with the chófer' alredededor del coche y eran las seis y pico de la mañana. Joder que entro a trabajar dentro de 3 horas. Sólo llegué media hora tarde y, dentro de lo que cabe, rendí bastante bien.
Mientras escribo estoy escuchando: 'A dos velas - A dó velá te vá a quedá' en mi mente.