Si quieres, puedes

Un día sin venir a cuento recibes un correo de Windows Live recordándote que tienes un espacio, que podríamos decir era la generación anterior de ¡Qué bar más raro! en el algoritmo genético que es tu vida.

Y entonces vuelves a leer lo que escribiste hace 4 años y piensas lo mal que estabas o, seamos positivos, lo bien que estás ahora. Las cosas que pensabas ya no son tan claras u olvidas la radicalidad. Y sobre todo, te ríes con las metas que tenías en la vida cuando tenías 25 años: Ir a Londres - Hecho, Conducir a más de 250 kms/h - Hecho, Tener una relación sexual con una japonesa - He estado cerca pero no; para hacer eso necesito algún tipo de conexión que considero imposible con una mentalidad nipona.

¿Cómo es posible que esas fueran mis metas, había perdido el Norte? Seguramente sí; pero las he hecho o he puesto todos mis esfuerzos en ello, incluso me he hecho el viaje a Japón, cosa que llevaba soñando desde tiempo inmemorable. Esto me hace pensar lo que siempre le digo a todos los que me dicen que quieren algo y no pueden: Si quieres, puedes.

Es que, querido lector, puedes. Lo importante del camino no es llegar, lo importante es el viaje. El resultado puede ser o no satisfactorio, pero lo reconfortante son los pasos que das hasta llegar ahí. Tienes que disfrutar el viaje y olvidarte del destino.

Hablando de mi, he borrado todo rastro de ese espacio y debo pensar cuáles con mis nuevas metas en la vida. Tengo que tener cuidado a la hora de soñar, seguramente conseguiré aquello que desee. Y si no lo consigo, disfrutaré del viaje.

Mientras escribo esto estoy escuchando: Blondie - One way or another.