Botellón en el campus

Universidad Autónoma. Como todos los jueves, ayer por la tarde cientos de estudiantes aprovecharon el buen tiempo e inundaron el campus en una fiesta 'legal', autorizada por el Rectorado, en la que no faltó la cerveza, la música y algún que otro 'canuto'.

Así titula y subtitula algún pringado de esos que van a clase en la universidad un artículo en donde describe la fiesta en la que yo asistí como camarero enfundado en mi camiseta con título ofensivo e imagen aún más y subtítulo por la parte trasera: "Soy el puto Michael Knight de la Autónoma".

Desde aquí quiero decir que es de las pocas maneras de que la organización se financie para realizar los proyectos. Atrás quedan los motivos por los que se hace la fiesta y lo que se hace con el dinero ganado. Lo importante es decir que somos alcohólicos, que le damos a los 'porritos' y que todo lo autoriza el rectorado.

Hablando de la fiesta y dejando de lado a 'periodistos', estuvo genial y me pillé un pedo como un Ford Fiesta. A ver si es que van a tener razón...

Mientras escribo esto estoy escuchando: Fórmula Abierta - Te quiero más (y a tope con los locomía)

Me he enamorado de la ex-mujer de Álvarez Cascos

¡A las muy buenas! Ayer volví a salir como cuando era joven. Alcalá de Henares hace salir al fiestero que todos llevamos dentro. Me gustan sus bares; todos tienen algo especial o raro. Cuando no es un camarero cachondo que cuenta chistes malos es una cúpula o un altar. Pero bueno, la verdad es que vamos siempre a los mismos sitios; a ver si hacemos un poquito de borrachera de investigación y encontramos más bares.

Después de huir de Alcalá, sí huir porque Alcalá te atrapa, fuimos a un bar nuevo que se llama Boggo. Está en Velázquez nº 128 y el ambiente es más bien para gente mayor; creo que nosotros bajamos la edad media. La música es House flojito y creo que arriba tiene también restaurante.

En uno de mis frecuentes paseos al baño, la edad y el alcohol que no perdonan, de repente vi a una Diosa; una perfecta expresión de Venus, me quedé tan flipado que creo que hasta babeé y ella se dió cuenta y también me miraba. Era la ex-mujer de Álvarez Cascos, aquel ex-ministro de Fomento que no era precisamente muy querido. Ella, creo recordar que, se llama Gema pero en realidad se tendría que llamar Joya. Un día de estos me tengo que envalentonar y por lo menos decir: "¡Hola!" a las mujeres con las que cruzo miradas en un bar.

Pero bueno por lo menos estoy aquí contándolo y espero que algún día lo lea.

Mientras escribo esto, estoy escuchando: Hombres G - Visite nuestro bar.

Sin novedad en el frente

Sé que no estoy escribiendo nada últimamente. Es que no me pasa nada divertido ni digno de mención. Tal vez me esté haciendo mayor. ¡Joder, cómo cambian las cosas en menos de un año! He pasado de ser un tío divertido, de salir prácticamente todos los días a ya ni salir los sábados con la excusa real de que estoy malito.

Puede que sea debido a que ya todos trabajamos y los que no trabajan se han vuelto unos sanchiguarros. No seré yo el que diga como tienen que vivir la vida; a lo mejor los inteligentes son los sanchiguarros que tienen sus ilusiones en un jacuzzi, en un bmw, en un pisillo de trujillo de 30 metros cuadrados al estilo ikea y que desde luego no tienen que pensar excepto en tener contenta a su parienta.

El caso es que nos hacemos mayores y nos vamos haciendo cargo de nuevas responsabilidades: unas veces porque lo deseamos y otras porque nos toca. Esta última frase me recuerda a un anuncio que hay en la radio de un coche que termina: "... y al final te das cuenta de que te pareces a todos los demás".

¿Cuál es el destino de nuestras vidas? ¿Hacia dónde nos dirigimos? ¿Acaso importa? El otro día oí a alguien decir: "Nadie quiere cambiar el futuro, la gente quiere cambiar el presente" A lo mejor es eso lo que me pasa que no me gusta mi presente. Estoy harto de tener que hacer doscientas veintisiete cosas en una mañana. Y cuando por fin terminas te das cuenta de que te quedan por hacer otras ciento cuarenta y tres. ¿Es eso lo que me espera el resto de mi vida?

Pues espero que no. ¿O tal vez espero que sí? El caso es que si no estuviera como estoy ahora también me quejaría. El caso es quejarse. Nada nunca está bien, ni mal. Supongo que habrá que conformarse con lo que te toca vivir y hacerlo lo mejor posible; porque por mucho que intentes cambiarlo al final no lo cambias.

Y bueno lo dejo ya que esto parece un post de Dawson o de cualquier serie aleatoria norteamericana con diálogos complejos dichos como si lo llevaran dentro desde hace 10 años, y además yo de lo que quería escribir era del sentimiento que es la deisi, de la cual hablaré más adelante.

Mientras escribo esto, estoy escuchando: Nada.