Alucina, vecina

El último grito, por no decir alarido, en el sanchiguarrian way of life consiste en que los pisos, que antaño se vendían y compraban por doquier, vienen con plazas de garaje para coche, trastero y plazas de garaje para carros de los niños.

¿Pero qué dices? Pensaréis. Pues sí, sí. Debido a la acción colonizadora y constructora del hombre así como la búsqueda del mayor beneficio del promotor el tamaño medio de los pisos se ha visto mermado considerablemente. Como las familias siguen teniendo un tamaño medio de 3 o 4 personas y los pobres hipotecados a 30 años no pueden nada más que adquirir un piso de 80 o 90 metros, se ven en la acuciante necesidad de crear espacios reservados dentro de las zonas comunes del edificio para el estacionamiento del medio de locomoción del niño.

No he entrado más a fondo en este tema y no he preguntado a los pobres padres que no tienen sitio dentro de sus casas para aparcar dichos vehículos si tal vez les guía un altruísmo desmesurado y permiten que otros niños con unos padres menos pudientes o más hipotecados utilicen el carro, patinete, bicicleta y/o correpasillos que aparcan en las zonas comunes.

Como creo que este es el caso, ahora cada vez que vea un medio de locomoción en una zona común me dedicaré a usarlo como me plazca aprovechando el espíritu altruísta de los vecinos. Cuando ya lo haya usado, lo dejaré en otro sitio de la zona común del edificio porque como es un carro de uso común cualquiera puede usarlo.

¡Qué buenas personas son mis vecinos!

Mientras escribo esto estoy escuchando: Nopresion - Matadero nacional.