La crisis del cubata

Érase una vez un mundo en el que todos querían poseer algo: Había gente que quería poseer casas, otros querían coches y los que más querían follar. Y no es que lo qusieran tener por necesidad; los querían tener porque su vecino, cuñado o compañero de trabajo tenía más.

Y así se formó la sociedad y se estableció como moneda, en vez de un papel, el cubata. Si querías algo tenías que conseguir cubatas. Los cubatas se podía conseguir de muchas maneras pero las principales eran trabajando o intercambiando bienes y servicios. Daba igual la procedencia del cubata, lo importante era conseguirlo.

Los problemas de los cubatas eran que eran un bien limitado y que ponían pedo. Al principo ponerse pedo no era un problema, ya que te hacían sentir bien, incluso admirado por los demás compañeros. Al ser un bien limitado, en ese momento aparecieron los bares que no eran más que depositarios de los cubatas que otros no querían y que daban a otros que los necesitaban.

Con el tiempo el poder de los bares se tornó en demasiado, ya que incluso daban más cubatas de los que tenían almacenado de otros abstemios. En ese momento nació el Estado que con su Bar Central coordinaba el reparto entre los bares de las existencias no dejando a ningún borracho sin su cubata de rigor. Pero para financiar esto y otras cosas sin importancia como el empleo, la salud y la seguridad crearon el impuesto sobre el alcohol. Como la gente no quería darle cubatas al Bar Central nació la economía sumergida que se denominó garrafón.

Pero claro, en este mundo no sólo había un sitio donde ganar cubatas. Había otras Zonas de Marcha. Ahí es cuando nació el problema de ir a un sitio a otro a ponerse pedo y ganar más cubatas. Fuga de cubatas volando por las zonas de marcha; incluso hubo algunos lugares donde se practicaba una microeconomía llamabada botellón.

Y es por ello, que las Zonas de Marcha se agruparon en la CEP: Comunidad Económica del Pedo. Creo que esto fue el comienzo del fin de la sociedad antes descrita. El Banco Central del Pedo comenzó a emitir cubatas que se repartían entre todos los bares; mientras los del botellón se reían de todos y los del garrafón producían mayor número de cuabatas.

Entonces ocurrió lo impensable; el cubata se extinguió, primero porque se habían creado cubatas de la nada, que no reflejaban el valor de nada, ni siquiera de la sociedad, los bares dejaron de contratar camareros que a su vez tampoco consumían cubatas y se formó una dinámica de Pescadilla que se muerde la cola, también llamada crisis. Cabe decir, si has seguido leyendo hasta aquí, que la gente debía cubatas a todos los bares posibles.

Y aquí es donde nos encontramos ahora, sin manera de conseguir cubatas, con cosas, que hay que mantener con más cubatas, que nos costaron cubatas futuros, deudas de cubatas por doquier, etc. etc.

¿La solución? Algunos dicen que emitir más cubatas hasta el infinito, otros que luchar contra el garrafón y los botellones, otros que salir de la Comunidad Económica del Pedo. Sin embargo, yo iría más lejos: Yo trataría de regresar al origen y dejar de desear los cubatas del vecino y por ende, millones y millones de cubatas.

Nota del Autor: No estoy pedo.

Mientras escribo esto estoy escuchando: Lily Allen - The Fear.