Léase con la voz seca y tono apocalíptico.
La historia de no ficción de hoy comienza en 3 piedras. Se reúne un grupo al cual no tengo el gusto de conocer para hacer un botellón organizado con autobús, hielo, cubatas pero sin vasos, o mejor dicho, con pocos vasos, en el recinto donde se hacen las fiestas otros años. Aunque el lugar era resguardado, palabras textuales, el estado de congelación de la mano del cubata es máximo. Menos mal que estuvimos poco tiempo; si no, tendriáis Julkito on the Rocks.
Durante la congelción aparece una, que nos quería vender papeletas para el sorteo de una PSP, para que ella y sus acólitos se fueran de viaje de fin de curso. Como no le compré, empezó a increpar: "Que son dos euros, que si la PSP la vendes, que me da igual que me compres una papeleta". Esta comercial salvaje debería ser educada primero en las buenas maneras y después en el arte del comercio. Seguro que es la típica que le llama a casa un teleoperador y le insulta. En fin...
Cuando estábamos a punto de irnos, apareció el autobús y la gente empezó a berrear. Mientras yo estaba estupefacto ante tal visión, apareció el BiciclistaFantasma con el megatrón.
La segunda parte de la celebración, el cumpleaños de no sé quién, transcurría en Cóppola. Según entramos me cachearon, que creo que es la primera vez que me lo han hecho en España; porque en Londres ya me lo hicieron al entrar al Ministerio del Sonido. Parece ser que no buscaban algún arma si no botellas escondidas. La verdad es que la entrada triunfal me debería haber hecho recapacitar acerca del sitio.
El Cóppola es un bar deleznable, sólo superado por Cats. La estulticia de los de la puerta máxima, aunque eso no es novedad. La camarera una que debía de haberse levantado con el pie izquierda con la cara de perdonarte la vida; atendiendo de malas maneras al personal. En fin... Mi calificación es: Puta mierda.
Esta suprema calidad no me amargó la noche lo más mínimo. CraigDavid y yo nos dedicamos a observar y comentar la calidad del sitio y de los que poblaban hasta que empezamos a hablar con mujeres. Al final lo dimos todo; o por lo menos todo lo que podíamos dar con una congelación previa. Para cerrar el garito comenzaron los cánticos varios como por ejemplo el tan conocido y repetido "Alcohol, alcohol" y el pinchadiscos que, aparte de inútil, también estaba dentro de la media de los trabajadores del local, puso otra canción y al final la gente abandonó ordenadamente el local.
La noche termina con el BiciclistaFantasma cantándonos unas bonitas saetas. Amigo, la potencia sin control no sirve de nada, que te lo tengo dicho.
Frase de la noche: Tengo los huevos hilados.
Mientras escribo esto, estoy escuchando: Nach - Taxi driver.
4 copas me tomé anoche:
Siempre que hablo contigo me dices un "no, ya no salgo tanto como antes que me estoy haciendo mayor" y en cuanto tardo medio mes en entrar al blog tienes lo menos 10 historietas que contar de tu, tus amigos y los bares raros...Increible ble... :)
¿Los huevos hilados?... inquietante...
Muy original tu blog.
El Pamarrio's, tienes que conocerlo. After ilegal, de los que llamas a la puerta y te abren ventanilla. Camareros con pajaritas. Salseo-Fito-Bjork-Salseo. Mahous de doble fermentación en copaza, con patatas fritas.
Tapices de ciervos, plantas de plástico con luz neónica verde. Gente que juega a los dardos, borrachos, puteros.
Si algún día pasas por Carabanchel, avisa y te hago un plano.
El Pamarrio's debe ser visitado, Haze. Aunque ya he estado en alguno parecido por cerca del Retiro aunque sería incapaz de llegar... A ver si era el garito que me comentas.
Allá donde un bar raro exista... Julkito estará allí.
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